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Si detectamos que nuestro amigo canino come más rápido de lo normal, hemos de buscar el origen del problema. Es decir, ¿por qué nuestro perro come demasiado rápido?
Los veterinarios y etólogos coinciden en apuntar que la principal causa de este comportamiento es la ansiedad que manifiesta el propio animal. Si el perro no da paseos lo suficientemente largos, no correo ni juega con otros animales, posiblemente acuse un cuadro de estrés que se refleje en un excesivo nerviosismo también durante las comidas. Porque el animal se calma, siente que se tranquiliza, cuando come; de ahí esa necesidad por hacerlo con rapidez. En estos casos, lo ideal es consultar con un etólogo para buscar el origen de ese estrés o ansiedad. En la mayoría de los casos puede deberse a salidas demasiado cortas o poco ejercicio, pero en otras ocasiones el perro presenta ansiedad por separación o sufre un trauma que le afecta a su día a día, como haber recibido malos tratos, haber sido separado de su madre antes de tiempo, etc.
Incluso en algunas ocasiones la ansiedad por la comida está relacionada con un mal hábito adquirido en el pasado, cuando tenía que compartir comida con otros perros. Es decir, surge de la necesidad de comer antes de que se lo quiten otros animales; necesidad que ya en casa, con una familia humana, no tiene razón de ser y que hay que corregir. Por supuesto, tampoco podemos pasar por alto el hecho de que tengamos, simplemente, un perro glotón.
Ya hemos indicado que comer rápido acarrea problemas de salud, algunos leves y otros bastante graves. Vamos a verlos más despacio:
· Atragantamiento: no masticar bien puede hacer que nuestro animal de compañía se atragante.
· Malestar intestinal: al no masticar, el estómago tiene mayores dificultades para digerir los alimentos, lo que provoca náuseas, vómitos, diarrea...
· Torsión gástrica: un problema muy peligroso que puede acabar con resultados fatales para el perro. El estómago se dilata y gira, lo que estrangula el órgano. Se trata de un problema que, en cuanto se detecte, debe tratarse urgentemente.
En el mercado hay muchos objetos y juguetes que pueden ayudarnos a que nuestro perro coma más despacio. Podemos empezar familiarizándolo con los conocidos Kong, que son juguetes rellenables. El animal tendrá que esforzarse en sacar el alimento, lo que lo obligará a comer más tranquilo. Además, este juguete ayuda a relajar al perro, por lo que es muy recomendable en casos de estrés o ansiedad.
Otra muy buena opción son utilizar comederos elevados o antivoracidad ya que están perfectamente indicados para impedir que el animal devore la comida.
Si tienes dudas, acude a un veterinario o consulta con un etólogo.
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