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¿Por qué a los lomitos les encanta que les rasquen la barriga?

¿Por qué a los lomitos les encanta que les rasquen la barriga?

Cada perro tiene su singularidad y puede tener áreas en su cuerpo más sensibles que otras. En otras palabras, es posible que disfruten más de caricias en la cabeza o en la espalda. Sin embargo, en términos generales, excepto en momentos en los que desean estar solos, la zona del vientre es especialmente sensible para la mayoría de los perros. Por esta razón, la mayoría de los perros suelen disfrutar cuando sus dueños les acarician y rascan en esta área.

Además, no debemos olvidar que la posición que adopta el perro en esta situación refleja un comportamiento importante que debemos tener en cuenta. Cuando un perro se tumba boca arriba y expone su vientre, queda vulnerable. Por lo tanto, esta postura demuestra sumisión, respeto y confianza hacia nosotros, ya que el perro sabe que no le haremos daño, aparte de acariciarlo.

¿Cuáles son las razones detrás de su preferencia por estas muestras de cariño?
Existen varias razones por las cuales los perros adoran estas demostraciones de afecto:

En primer lugar, los perros experimentan placer al sentir el contacto de nuestra piel y uñas (con un toque suave) en su piel, similar al placer que los humanos sienten cuando nos rascan o acarician la espalda. En el caso de los perros, este contacto estimula los folículos de su piel, lo que les proporciona placer e incluso les ayuda a relajarse.

En segundo lugar, no debemos pasar por alto que este gesto es una forma en la que el perro se conecta con su dueño. A menudo, las caricias son correspondidas con lamidas y gestos que muestran que el perro está devolviendo el afecto. Por lo tanto, es una manera muy placentera de fortalecer la relación entre el perro y su dueño, consolidar el vínculo y aumentar la confianza mutua entre el animal y el ser humano.

En tercer lugar, es posible que los perros asocien las caricias con recibir atención. En otras palabras, saben que al ofrecer su vientre, están captando la atención de su dueño. Por lo tanto, se tumban boca arriba con la expectativa de que recibirán caricias, mimos y, en definitiva, que su dueño les prestará atención.

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